VIXEN: COMO EN UN VIDEOCLIP

29 septiembre, 2014 11:02 am Publicado por  6 Comentarios

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Sala Santana 27, Bilbao

Las caras bonitas son quizás lo menos fiable que exista en el mundo. Uno ve un rostro agraciado, proporcionado según los cánones de belleza clásicos, y enseguida intuye un alma deslumbrante y una personalidad arrebatadora sin igual. La realidad empero suele deparar sorpresas desagradables al descubrir la nada absoluta más allá de la fachada, una mera cortina de humo para esconder tanta insustancialidad. Ya advertía allá por el siglo XIX el maestro Larra de la peligrosa costumbre de juzgar la apariencia externa cuando dijo aquello de “ésa es la hermosura perfecta, cuya cara os engaña más que su careta.”

Las chicas de Vixen eran todo unos bellezones en la época, destinadas a forrar carpetas, decorar habitaciones y protagonizar sueños húmedos de jovenzuelos que no habían visto mujeres de esas ni en pintura, algo totalmente a años luz de las simples hembras de infantería que pululaban por institutos y demás centros educativos y cuya máxima transgresión consistía en rajarse las medias o llevar alguna camiseta del grupo macarra del momento. Las de Minnesota eran el equivalente femenino a dioses de la laca del calibre de Bon Jovi o Europe.

Tal vez por eso no tardaron en adoptarlas sus compis masculinos y giraron con lo más granado del hard rock/metal de entonces como Kiss, Ozzy Osbourne o Scorpions, aparte de que el veterano escalador de listas de éxitos Richard Marx les echara un cable en la composición de su single “Edge of a Broken Heart”. De hecho, muchos temas de sus dos primeros discos podrían entrar sin problemas en cualquier antología ochentera de esas que se anunciaban a altas horas de la madrugada.

Te guste o no demasiado su rollo, su primera visita al País Vasco era una de esas citas ineludibles para aficionados a la música en general, cuya frecuencia se asemejaría al del paso de un cometa por la tierra, quién sabe si se volvería a repetir en vida. Lamentablemente, pese a registrar una entrada aceptable, la afluencia ni de lejos comparable a la de sus tiempos gloriosos cuando teloneaban a megaestrellas en estadios. El oscilante precio de las entradas, que bajó hasta los 20 euros la última semana y luego en taquilla alcanzaba los 35, tampoco ayudaría en exceso. Unos vaivenes que ni el Ibex 35.

Sin telón de fondo ni ningún otro signo externo que delatara su condición de leyendas en lo suyo, Vixen nos metieron en un mundo de ensueño, de pantalla de televisión, con “Rev It Up” y un volumen no demasiado estridente pero que permitía apreciar los detalles nítidamente. La voz incluso a veces sonaba tan bien que parecía play back, aunque luego uno observaba que tampoco era para tirar cohetes, pues no se salía de ciertos parámetros y en ocasiones hasta llegaba amortiguada.

En el aspecto visual nadie diría que estas señoras superaban los cincuenta años, eran unas MILFS (Mother I’d Like to Fuck) de manual, según apuntaban varios asistentes. Y en cuanto a clase no desmerecían en absoluto, sin vestir como quinceañeras, sino acorde a su edad, y con una elegancia que barrería de un plumazo a todas las chiquillas que van con pantalones cortos y medio culo fuera.

Janet Gardner

Ya desde el principio la voceras Janet Gardner nos hizo la pelota al decirnos lo mucho que molábamos y que no era lo típico de siempre. No hacían falta discursitos para calentar al personal, sino únicamente arrancarse con su himno “Cryin’” para que las gargantas se elevaran como si no hubiera un mañana. Otra pica en Flandes fue sin duda “I Want You To Rock Me”, en medio de la cual intercalaron estrofas de diversas féminas aguerridas como Joan Jett y su “I Love Rock N’ Roll” o el “Kiss Me Deadly” de Lita Ford, aparte del “Here I Go Again” de Whitesnake.

Como hemos apuntado, el sonido no era apabullante, pero bien valía para mantener el tipo con dignidad, sin arrastrarse, igual que su desenvoltura a las tablas. Sobresalían en los coros, en concreto en “Streets In Paradise”, y la bajista Share Pedersen se lució de lo lindo a las tareas vocales en un “Rockin’ In The Free World” de Neil Young más lenta que la original y llevada con solvencia al terreno melódico.

El instante emotivo de la noche llegó cuando dedicaron “Love Is A Killer” a Jan Kuehnemund, la guitarrista original fallecida hace casi exactamente un año. Es un detalle que las honra, aunque seguro que pocos se acuerdan de las broncas mantenidas entre ellas a cuenta del nombre de Vixen y lo dificultoso que resultó reunir a la formación de los primeros álbumes. Justo cuando lo consiguieron, un cáncer dio al traste con todo el esfuerzo invertido. Por eso mismo, los homenajes en vida, a ser posible.

Era observar la forma de bailar de Janet Gardner y adentrarse en la época del ‘Twister’, las ‘Preguntas RAM’ y ‘La Bola de Cristal’, unos movimientos que causarían estupor en cualquier garito contemporáneo del mismo modo que cualquier himno de la España profunda del desarrollismo. Y esas poses calculadas de la cantante acercando el micro a la bajista eran también un emblema vintage, visionados hasta la saciedad desde tiempos inmemoriales.

Un breve solo de batería de Roxy Petrucci antes de “Wrecking Ball” sirvió de preludio al único bis, el inevitable “Edge of a Broken Heart”, que finiquitó un bolo corto, pero aceptable. Eso sí, tuvieron el detalle de atender a los fans en el puesto de merchandising durante un intervalo considerable, debido a la ingente muchedumbre que se montó a su alrededor para sacarles fotos y firmar discos. Otro detalle de los de antaño, como en los videoclips, donde todo sonaba bien, nunca salían mal las fotos y los planos siempre eran espectaculares. Un mundo idílico en el que podías levantarte de la cama y lucir un tipo estupendo o ir a una fiesta de esas antológicas en las que todo el mundo es maravilloso y no hay pesados que den la brasa. La vida entre paredes catódicas.

Texto: Alfredo Villaescusa

Fotos: Pedro Alonso

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Esta entrada fue escrita por Redacción

6 comentarios

  • Juandie dice:

    Muy buena crónica por parte de ALFREDO de la que he disfrutao leyéndola por parte de esta mitica banda como son las VIXEN a la altura de la leyenda como otras de la categoría de las RUNAWAYS o GIRLS SCHOOL.Grandisimos clásicos en su concierto bilbaíno que a pesar de la edad de sus componentes lo bordarón en todos los aspectos junto con una sesancional imagen que lucen a pesar de las edades de cada uno.Lástima que no esté tanto en el grupo como entre nosotros todo un bellezón y gran guitarrista como era JAN KUEHNEMUND.

  • jacobo dice:

    y la garra de las rubias americanas que grandes

  • Jesús dice:

    Sí, eran como las Bangles pero en glam rock.
    El Richard Marx ése era un moñas de tres pares de narices.

  • Aitor dice:

    ¿su primera visita al país vasco? ¿Y su bolazo abriendo para Scorpions en el velódromo de Donosti en sus años dorados?

  • Andrés dice:

    Jesús, pues Richard Marx es un excelente compositor, aparte de cederles el "Edge of broken heart" ha compuesto para muchos otros artistas y tiene discos muy decentes como el fantástico "My own enemy".

    Respecto a Vixen, qué puedo decir, que las amo, que me encanta su música, sobre todo sus dos primeras obras y también su tercer disco, Tangerine, en el que solo estaban Janet Gardner y Roxy Petrucci junto a la que se convertiría en la sustituta de Jan al final, Gina, es más duro y alternativo pero tiene también temazos como ese "Never say never" que interpretaron o este: https://www.youtube.com/watch?v=_4NT6DjFXMQ

  • Toni dice:

    Una crónica muy original y diferente a lo que estoy acostumbrado, felicidades! Yo estuve en el concierto de Barcelona y veo que hubo algunas diferencias lo que dice mucho de una banda que solo vino para hacer tres actuaciones. Las vi en el , '91 y pensé que jamás las volvería a disfrutar en directo, y mucho menos poder hablar con ellas! Una noche que recordaré para siempre...

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