GUADALUPE PLATA: TRANCE SINCOPADO HASTA EL AMANECER

20 mayo, 2015 9:56 am Publicado por  1 Comentario

Kafe Antzokia, Bilbao

intguadalupeUna mansión en el decadente sur de EE UU, un caimán que pulula por la cuenca del río Mississippi, arrastrar de cadáveres y ratas que se precipitan furibundas sobre los desechos. Sumemos además un halo de esa santería repleta de figuritas, velas de colores y extraños trazados en el suelo, al tiempo que nos acordamos de Salma Hayek bailando con una serpiente enroscada y whisky resbalando por los dedos de los pies mientras suena de fondo el “After Dark” de Tito & Tarantula.

Ese parece ser el universo particular en el que se mueven los jienenses Guadalupe Plata, trío de blues rock que debe su nombre a la Virgen de la localidad de Úbeda y que han sabido ganarse un hueco en el panorama nacional con una curiosa amalgama que funde el descaro del psychobilly, el noise rock o el garaje con unas letras surrealistas que se asemejan a los lamentos desde la cornisa de una ventana. Escucharlos es sumergirse en una especie de ritual iniciático del que uno nunca sale igual que como entró.

Tal vez conscientes de su poder lisérgico, el recinto estaba a tope de féminas danzarinas, entregadas sin pudor a sus ritmos entrecortados en una suerte de éxtasis inagotable. Pasaban los minutos, y eso que se trató de un bolo de casi dos horas, pero ellas seguían a lo suyo, como poseídas, encaramadas en su paranoia particular que daba ambientazo, recreaba la vista e incitaba a la participación. Para completar la estampa mística, un punzante olor a hachís penetraba el ambiente y contribuía al colocón sonoro que íbamos a presenciar.

En penumbra  o con mortecinas luces rojas, el paraíso para fotógrafos, vaya, los andaluces Guadalupe Plata nos mostraron una manera diferente de entender el blues que nada tiene que ver con voces graves o los vetustos acordes que enseguida identificamos con el género. Su propuesta es en esencia minimalista, pero las guitarras cobran una importancia decisiva, con punteos reptantes que se contonean con la misma devoción que las féminas presentes, te agarran por la solapa y no te sueltan.

“Hoy como perro” sirve de ejemplo a sus textos hipnóticos que se complementan a la perfección con esos marcados slides que dan la impresión de viajar en una locomotora o un batería más cercano al jazz que a ningún otro estilo. Alucinante la absoluta compenetración de este trío, que ellos venden como algo improvisado, aunque bastaba mirar sus caras imperturbables de pura concentración para darse cuenta de que se trataba solo de una pose. Ah, y tocaban la guitara y el bajo sin púa. Como los auténticos. Las divagaciones fueron una constante en la velada, ya sea en piezas instrumentales en las que echaban bien de carbón en la caldera o en sus propios temas que se prestan por completo a la variación, extendiéndose o alargándose según la necesidad. Y ya para culminar la cuadratura del círculo, también utilizaban objetos caseros, como guitarritas rudimentarias o esa especie de barreño con un palo que ejerce la función de contrabajo.

Mencionar que en lo de los títulos de los discos tampoco siguen la norma general y optan por llamar “Guadalupe Plata” a cada uno de sus lanzamientos, por lo que únicamente se diferencian por el año en el que fueron concebidos. Dieron cuenta de lo último editado con “Calle 34”, que los acerca al psychobilly mientras a la vez atronaban tambores marciales en una de esas curiosas mezclas que son santo y seña de su palo. Como hemos dicho, su habilidad era pasmosa, no se cortaban asimismo de juguetear con acoples o envolverse en una nube ensordecedora de ruido, para añadir así todavía más misterio a su propuesta. No pronunciaron ni una sola palabra al margen de las canciones, aquello se asemejaba al culto iniciático de una secta en la que exclusivamente cabía la adoración.

Su cantante Pedro de Dios, de nombre santero para más inri, ejecutaba en comunión espiritual con sus otros dos compis como desde la lejanía, a la manera de un médium, consciente tal vez de que la comunicación con el más allá podría romperse en cualquier momento. Y a su vera, el sobrio Paco Luis Martos lo mismo enganchaba el bajo, su peculiar contrabalde o la guitarra con cara de pocos amigos, lanzando miradas fulminantes, pendiente del tam tam que proporcionaba Carlos Jimena, cuyos intervalos de batería en solitario fueron celebrados por la concurrencia con salvas de aplausos. En ocasiones se tornaba complicado seguir su bucle hipnótico, había que pillarlos con ganas, aunque el personal se entregó con facilidad a su fumadón. Y se acercaron a los Suicide de Alan Vega, aquel dúo experimental de synthpunk de principios de los setenta, en su inevitable “Baby me vuelves loco”, con gritos de jarto a lo “Ghost Rider” y revelando su maestría en el uso de los ritmos sincopados escuela Bo Diddley, auténticos dioses en ese aspecto.

Dada su parquedad, no esperábamos bises ni por asomo, pero se atrevieron a volver a ponerse en el raíl y encender la vetusta maquinaria alimentada por leña, la banda sonora perfecta para un ferroviario o para esos que picaban piedra con cadenas en los pies. El blues con un punto misógino “Demasiado” devino en una suerte de jam session, ideal para ir bajando el morón, aunque la sensación de abotargamiento no se disiparía hasta mucho después. Lo cierto es que nos empezamos a interesar por ellos desde que Vinila Von Bismark los mencionara en una entrevista, pero bendito descubrimiento. Han conseguido algo a priori imposible: desempolvar todos aquellos sonidos que incluso el más común de los mortales tenía por primitivos o anquilosados. Son como si John Lee Hooker se encontrara con The Jesus & Mary Chain y luego se fueran juntos de farra con Tito & Tarantula. Un trance sincopado hasta el amanecer.

 Texto y foto: Alfredo Villaescusa

Redacción
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1 comentario

  • Juandie dice:

    Un orgullo que esta buena banda como son GUADALUPE PLATA sean jiennenses, ya que con su rock donde abarcan varios estilos musicales dieron un gran recital en una sala tan mitica como el ANZOKIA bilbaíno.También hay una banda de JAÉN que os la recomiendo y se llaman SDM con un rock combativo muy parecido a bandas como DISIDENCIA,REINCIDENTES,BOIKOT,etc...Y eso no es nada para como esta de buenas bandas la provincia de mi querida JAÉN!!!

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